El Museo Gustavo de Maeztu acoge desde el 21 de mayo hasta el 27 de junio la exposición Artea Oinez 2021, una muestra que reúne obras de treinta y seis artistas que dan cuenta de la pluralidad de las manifestaciones artísticas surgidas en el último cuarto del siglo XX y el primero del XXI. La instalación está organizada y forma parte del Nafarroa Oinez, que este año tiene como anfitriona Lizarra Ikastola. En esta ocasión, se homenajea a Lorea Alfaro García, artistas y profesora universitaria en la UPV-EHU y antigua alumna de Lizarra Ikastola. La muestra llega a la ciudad del Ega tras su paso por el Palacio del Condestable de Pamplona y algunas de las obras se pueden contemplar también en la Sala Yolao de la Casa de Cultura Fray Diego.
El hilo conductor de las obras expuestas es lo cotidiano y su trascendencia, que provocan reflexión y pensamiento crítico. El repertorio refleja propuestas contemporáneas de disciplinas como la escultura, escultopintura, pintura, dibujo, instalación, grabado, vídeo, fotografía, impresión digital y técnicas mixtas. La mayor parte se encuadra en la corriente abstracta, aunque también están representados el arte figurativo, expresionista, hiperrealista, simbolista, informalista… El espacio artístico se ha abierto también a las últimas tendencias del arte y a propuesta de jóvenes artistas.
El director de Lizarra Ikastola, Josu Sueskun Cabasés, y el director de la Federación Navarra de Ikastolas y comisario de la exposición, Josu Repáraz Leiza, agradecen el entusiasmo y la generosidad de los artistas participantes en una época tan complicada por la pandemia de la COVID-19, que provocó el pasado año la suspensión de todas las actividades relacionadas con el Nafarroa Oinez 2020.
Ejemplos de continuidad y vanguardia en el arte
Artea Oinez apuesta un año más por la cultura y el arte de vanguardia gracias al trabajo y a la generosa participación de un grupo de artistas que con sus obras ayudan a desvelar la realidad de nuestro tiempo. Sus trabajos están abiertos al porvenir más sugestivo e inspirador y dan vida a los centros educativos, donde el arte es proyecto de aprendizaje, memoria de la sociedad y ventana al futuro.
En la exposición de Museo Gustavo de Maeztu se observan múltiples experiencias del arte a través de obras concretas, en las que se pueden apreciar líneas de continuidad y líneas de innovación en la escena del arte vasco-navarro.
Los treinta y seis autores de la instalación son Lorea Alfaro, Elena Aitzkoa, Juan Aizpitarte, José Ramón Anda, Ibon Aranberri, Txaro Arrazola, Nestor Basterretxea, Clemente Bernad, Carlos Cánovas, Eduardo Chillida, Gentz del Valle, Miren Doiz, Andoni Euba, Leopoldo Ferrán, Ángel Garraza, Kepa Garraza, Asun Goikoetzea, Carlos Irijalba, Mikel Lertxundi, Asier Mendizabal, Juan Mieg, Xabier Morrás, Manu Muniategiandikoetxea, Mikel Okiñena, Eugenio Ortiz, Carmelo Ortiz de Elguea, Fernando Pagola, Txuspo Poyo, Ana Riaño, Javier Riaño, David Rodríguez Caballero, Dora Salazar, José Antonio Sistiaga, Darío Urzay y José Luis Zumeta.
Homenaje a Lorea Alfaro García
La edición de este año rinde homenaje a la artista Lorea Alfaro García, antigua alumna de Lizarra Ikastola; ya desde entonces vaticinaban para ella un prometedor porvenir en el ámbito de la cultura. En 2005 acabó su carrera de Bellas Artes y comienzó a experimentar con lo cotidiano para crear su discurso, por medio de la forma y la imagen.
Sus primeros trabajos exploraban el campo de los anhelos, examinando aspectos del proceso comunicativo que tienen que ver con la persuasión, la seducción y la introspección, en una búsqueda de significados, de emociones y de recuerdos. En 2006 fue la ganadora del concurso Pamplona Jóvenes Artistas, organizado por el Ayuntamiento de esa ciudad. Ha expuesto su obra en el Museo Gustavo de Maeztu, en la Sala Recalde de Bilbao, en el Artium de Vitoria-Gasteiz, en el Guggenheim de Bilbao y en espacios de Madrid, de Pekin o de Gante, entre otros. Es, además, una de las habituales artistas colaboradoras de Artea Oinez.
En sus últimos trabajos, expuestos en el Museo Oteiza, Tabakalera o la Fundación Miró, Alfaro mimetiza los mecanismos de producción visual propios de la moda, de los gestos privados y públicos, trabajando en grandes soportes de papel publicitario y plástico o vídeo, que acentúa con un dardo preciso, dirigido a las formas de distribución y del consumo desaforado de la imagen. El elemento visual y el elemento tectónico se funden y generan en sus trabajos más recientes un efecto de inmersión. Sus telas y lonas, con las que crea murales en superficies amplias (pasadizos, murales, galerías y techos), poseen la fuerza de un mensaje rotundo que se apoya en la arquitectura y en el paisaje urbano.